Islamaldia – Se despertó con miedo y pánico, estaba muy preocupado, pero no sabía si este sueño que tuvo fue real o no, Intentó restarle importancia a su sueño, pero a la noche siguiente se repitió para él el mismo sueño…
Desde hacía muchos años, Abraham (la Paz de Dios sea con él) fue elegido como profeta por Dios Todopoderoso.
Abraham fue uno de los siervos benevolentes de Dios Todopoderoso, a quien Él, Dios Altísimo, había ordenado guiar a las personas hacia su verdad pura.
Luego de mucho tiempo, le dio un niño muy hermoso y encantador.
Ismael creció poco a poco, un adolescente fuerte y amable. Una noche, el Profeta Abraham, que estaba durmiendo, vio en sus sueños una manifestación muy extraña, se despertó con miedo y pánico, pero no sabía si el sueño que había tenido era una orden realmente venida de Dios Todopoderoso o no.
Intentó no prestar atención a su sueño, pero a la noche siguiente tuvo el mismo sueño. El Profeta Abraham no podía creer que Dios le hubiese dado esa orden. ¡La noche siguiente, el mismo sueño se repitió por tercera vez! Ahora estaba seguro de que ciertamente era una orden venida de parte de Dios para él. Abraham era el profeta de Dios y sabía que Dios probaba a todos sus siervos para ver cuánto le obedecían. Soñó con un ángel hermoso, se acercó a él y le dijo: «Oh Abraham, Dios te ordena que ofrezcas a tu Ismael como una oblación para Él”.
Este examen fue realmente difícil, Ismael era su hijo querido, pero Abraham amaba a Dios más que a nadie.
A la mañana siguiente le dijo a su esposa: querida Hayar, por favor asea y perfuma a Ismael y ponle su mejor ropa.
Generó una pregunta en la mente de Hayar: ¿a dónde quieres llevar a Ismael?
El Profeta Abraham dijo: Quiero llevarlo a una fiesta. Una recepción ofrecida por un querido y amable amigo, que nos ama mucho y también a Ismael.
Más tarde Ismael estaba listo, el padre y el hijo salieron juntos de la casa. El Profeta Abraham lo llevó a un lugar llamado Mina para que su madre no viese esas escenas.
Ismael se entristecía cuando miraba a su padre, pues su padre estaba muy afligido y desconsolado, y recordaba a Dios en sus palabras. Ismael quería ver feliz a su padre, pues le preguntó: ¿querido padre, ha sucedido algo?
Pero, Abraham no dijo nada, abrazó y besó amablemente a su hijo y continuaron su camino.
A mitad del camino, el padre le dijo: “hijo mío, Dios me ha ordenado sacrificarte”, Ismael escuchaba a su padre con preocupación y sorpresa, luego el padre le contó su sueño; las lágrimas brotaron de los ojos de Ismael, pero él empezó a caminar más firme. Después de unos minutos, llegaron a Mina, y se pararon al lado de una gran roca.
Ismael dio estos últimos pasos firmemente, se tumbó en la roca y cerró sus ojos; Ismael amaba a Dios tanto como su padre; y la orden de Dios era más importante para él que su vida; le pidió a su padre que atara sus manos y cumpliese con el mandato divino.
Ismael cerró sus ojos porque no quería que su padre le mirase y se le dificultara el cumplimiento de la orden de Dios. El Profeta Abraham estaba triste por la futura pérdida de su hijo, pero lo admiraba por ser tan fuerte y obediente ante las ordenas de Dios.
Agarró el cuchillo sin placer y lo puso en la garganta de su hijo y susurraba el nombre de Dios, y le pedía que le ayudase a pasar este examen; apuñaló el cuchillo firmemente en la garganta de Ismael, pero a pesar del filo del cuchillo, no pasó nada; lo intentó por segunda vez y hasta una tercera vez, pero falló…
De repente, una voz se escuchó desde los cielos: “Oh Ibrahim, has cumplido el sueño que habías visto” (versos 104 y 105 de Sura As-Saaffat); el Profeta Abraham sonrió y vio una oveja a su lado que había sido enviada de parte de Dios Todopoderoso para que la sacrificara en lugar de Ismael y después de cumplir son la orden de Dios, regresaron a casa…
Y ahora, después de muchos años, los musulmanes sacrifican ovejas en memoria de este evento durante la peregrinación del Hayy en Mina y reparten la carne entre los pobres.
MD/ RFM/
