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Tu vida, Mi vida

Islam Al día – La indiferencia hacia el bien y el mal en la sociedad siempre se confunde con la no injerencia en la vida de los demás. En esta nota, tratamos de brindar algunos puntos en este campo.

Un día, un granjero compró una trampa para ratones para deshacerse de las molestias de los ratones en el cultivo y la puso en la despensa de trigo. Tan pronto como el ratón percibió la trampa para ratones, se dirigió al resto de los animales de la granja, con gran preocupación, para contarles a todos esta noticia. Primero se acercó al pollo y le dijo: ¿Sabes que pusieron una ratonera en el granero?; El pollo respondió: «Lo siento por ti, cuídate mucho de ahora en adelante». Puesto que no tengo nada que ver con las ratoneras, y las ratoneras no tienen nada que ver conmigo.

El ratón se dirigió a la oveja y le dijo: ¿Sabes que pusieron una ratonera en el granero? ¡Una ratonera muy peligrosa! la oveja respondió: Entonces, ¿esta noticia qué tiene que ver conmigo? ¿acaso soy un ratón para temerle a una ratonera?

El ratón, que esperaba comprensión o por lo menos simpatía de sus amigos, desalentado con la ayuda del pollo y la oveja, se acercó a la vaca y le dijo con todo pavor: ¿Sabes que en el granero han puesto una ratonera muy peligrosa?

La vaca respondió con toda tranquilidad: Nunca he visto una vaca caer en una ratonera. Este no es mi problema y no me concierne. Y el ratón, intranquilo y pávido, se fue a su madriguera.

Esa noche, hubo un fuerte sonido de algo rompiéndose en la casa. El granjero se levantó de inmediato y se dirigió al granero para recoger el ratón que había caído en la trampa. Pero lo que estaba atrapado en la ratonera era la cola de una serpiente muy peligrosa, y en menos de unos segundos, había picado la pierna de la esposa del granjero y los gritos y quejidos se levantaban por todo el recinto. El granjero al escuchar los gritos de su esposa, se dirigió al granero y de inmediato la llevo al hospital. Después de unos días, la mujer regresó a casa, pero todavía tenía fiebre. El médico dijo que el mejor alimento para que la enferma se recuperase, era la sopa de pollo, y el granjero, que amaba a su esposa, mató su pollo ese día e hizo una deliciosa sopa.

Los conocidos del granjero visitan a la mujer durante varios días para ayudar en lo que podían. El granjero, que tenía que preparar la comida para sus estimados invitados, también mató a sus ovejas.

Transcurrieron los días y la condición de la esposa del granjero empeoraba cada día. Hasta que una mañana, mientras se retorcía de dolor, falleció y la noticia de su muerte llegó muy pronto a toda la gente del pueblo. Mucha gente participó en el funeral de la mujer y el granjero tuvo que sacrificar la vaca y preparar una gran comida para los invitados.

Y ahora el ratón estaba pensando en unos animales que no tenían nada que ver con la ratonera.

Esta historia puede no ser cierta, pero puede suceder muchas veces en nuestras vidas. Tal vez la mayoría de los eventos en el mundo están directa o indirectamente relacionados conmigo. Entonces, ¿cómo se puede decir que mientras nadie nos haga daño, es libre de hacer lo que quiera?

No es correcto decir que debamos interferir y espiar los asuntos y la vida de los demás; Pero al mismo tiempo, no podemos ser indiferentes y debemos hacer nuestra parte para hacer lo correcto y ayudar a hacer lo correcto en la sociedad.

 

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El mensajero de Dios y Ahlul-Bait (La paz de Dios sea con ellos) podían vivir una vida cómoda con indiferencia a los acontecimientos que les rodeaban. Pero querían una vida mejor para todos, no solo para ciertas personas. Sabían que la vida de este mundo es temporal y limitada y querían que los demás lo entendieran.

Cuando los poderosos del Hiyaz le prometieron al profeta Muhammad (la paz sea con él) riqueza, poder y soberanía sobre esa región, con la única condición de que dejara de propagar el islam e instruir a la gente; el profeta respondió así: «si los incrédulos pusieran el sol en mi mano derecha, la luna en mi mano izquierda y me otorgaran toda la riqueza y el poder del mundo, para que dejase de invitar a las personas a Dios, nunca haría esto, sino hasta que la consigna de «No hay divina exepto Dios y yo soy su profeta» penetre en la sociedad y en el mundo entero, o fuese matado en el camino.»

Grandes personalidades como está han luchado por metas elevadas, se han opuestos a los opresores y han sido martirizados, y de esta manera este camino continúa…

Seyyed Saíd Shahmoradi

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