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Islam al día: El décimo día del mes de Rabiul-Awwal, coincide con el aniversario del matrimonio del Profeta Muhammad (La paz y las bendiciones de Dios sea con él y su familia) y la señora Jadiya (P). Ella era la mejor dama de su tiempo, y juntos comenzaron un nuevo capítulo en su vida. En este artículo, con una breve reseña del proceso matrimonial de estas dos nobles personas, consideradas como el «padre y la madre de la comunidad islámica», intentaremos señalar más sobre las características de este vínculo sagrado.

El matrimonio del Profeta con Jadiya no fue similar a los matrimonios conocidos comúnmente, fue único y tuvo sus propias características, ya que esta unión bendita y sagrada no tuvo un criterio fugaz, ni una relación amistosa sin fundamento, tampoco surgió de motivos materiales u otras intenciones, como sucede en este mundo, entre la gente “famosa”. De igual manera es importante aclarar que los objetivos políticos no jugaron un papel en la firma y formación de esta vida común y su organización.

Todo comenzó a partir un viaje de negocios cuando el Profeta Muhammad (P) se convirtió en el compañero de la caravana comercial de Jadiya (P). Aunque había una gran distancia entre el nivel de vida del Profeta y el de aquella dama árabe poseedora de una gran riqueza, fue su sabiduría la que influenció en su decisión, pues observó la moral, la inteligencia y el buen comportamiento del Mensajero de Dios. Fue sobre esta base que la noble dama de Hiyaz, con su especial respeto y cortesía, habló sobre matrimonio con el Profeta y le pidió que diera un paso adelante y se casara con ella. Sin embargo, pese a la propuesta matrimonial de la mejor y más rica mujer del mundo árabe, el Profeta consideró que sería mejor comenzar una vida junto a una mujer que estuviera en armonía con él, financiera y materialmente, por esta razón, no respondió en forma afirmativa y se disculpó con Jadiya. Pero como era ella era una dama sabia, clarividente, culta y virtuosa, frente a la respuesta negativa del Profeta, respondió: «¿Alguien que ha decidido compartir su vida con una persona tan pura como Muhammad y sacrificaría su vida por él, ¿es difícil para él darle también sus riquezas y posesiones?» Fue con este argumento que le pidió al Profeta que enviara a sus tíos a la casa de su padre y le propusiera matrimonio formalmente.

Los tíos del Profeta se sorprendieron después de escuchar está feliz noticia, que era única en su tipo, y sus tías también se admiraron de la propuesta de la Señora de Hiyaz, entonces decidieron ir a su residencia a solicitarle que se casara con el Mensajero de Dios.

Esta bendita unión se realizó de la mejor manera y fue uno de esos momentos memorables en los que sintió que la felicidad se había vuelto hacia ella para siempre… en la forma más perfecta y el sol de su felicidad había salido, porque había alcanzado su mayor deseo, que era casarse con el Profeta.

La gran dama de Hiyaz dio a luz varios hijos en esta vida conjunta, todos los cuales murieron en la infancia. Jadiya y el Profeta fueron bendecidos con hijas llamadas Zainab, Umm Kulzum, Ruqaya y Fátima (La paz sea con ella), que era la más joven.

Muhammad, el joven de La Meca, tenía características especiales que atrajeron la atención de Jadiya, tenía piedad, espiritualidad, castidad, honradez, buen carácter, veracidad y honestidad, lo que hizo que ella se interesara. Fue la presencia de todas estas virtudes morales y el comportamiento en el Profeta (P) que motivaron a la mujer más rica de Quraysh a declarar su disposición para casarse con él.

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Jadiya también fue una mujer virtuosa con dotes intelectuales y espirituales. Ella había escuchado palabras de eruditos judíos y cristianos que confirmaban la profecía de Muhammad (P), y lo más importante, durante su viaje de negocios a la tierra de Siria, a través de uno de sus empleados que estaba en la caravana, conoció mucha información sobre los honores y milagros de aquella noble persona, de su amor y fe en Dios. Todo esto indicaba la convicción de esta dama en la misión del Profeta, mucho antes de que empezara; por lo tanto, después de confirmarse la misión divina como Enviado de Dios, Jadiya fue la primera persona que creyó firmemente en él. En términos de fe y creencias, llegó a un punto en el que los ángeles la amaban y se jactaban de su fe y la presentaban como una de las mejores mujeres del mundo.

¡Sí! Jadiya fue una mujer que llegó a un lugar privilegiado ante Dios, quien le envió paz y bendiciones como resultado de su fe y sacrificio, ya que no solo soportó todas las adversidades durante la misión profética, sino que también reparó las amarguras políticas y sociales que hirieron el dulce corazón del Profeta de Dios (P.B), y lo ayudó a continuar su camino divino, convirtiéndose en una fuente de consuelo para su esposo.

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