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Muhammad, Líder de las Reformas

Islam al día – Hace catorce siglos era una época en que la intolerancia, la violencia y la opresión eran la cultura dominante de la gente de la Península Arábiga, el Profeta Muhammad (La Paz y las bendiciones de Dios sea con él y su familia) hizo un llamado a la paz, el respeto mutuo y la buena moral; comenzó a luchar contra las tradiciones y prácticas inhumanas de su sociedad.

En ocasión del nacimiento del último profeta de Dios, Muhammad Mustafá (P.B), hablaremos de la enorme transformación que logró.

El Profeta Muhammad (P) puede ser considerado uno de los reformadores sociales más grandes y efectivos de la historia. Bernard Lewis, profesor de la Universidad de Princeton, cree que las reformas sociales de la época del Profeta mejoraron su sociedad en áreas como la seguridad social, la estructura familiar, la esclavitud, los derechos de la mujer, los derechos de los niños y los derechos de las minorías étnicas. De esta manera trazó el camino que se convirtió en fuente de felicidad y prosperidad para los musulmanes durante muchos siglos. Por ejemplo, según Lewis, el Islam «rechazó las distinciones de clase y las ventajas que gozaba la aristocracia desde el principio, e implementó un método para que las personas de diferentes niveles disfruten de los mismos derechos».

La sociedad antes del Profeta (P) era una sociedad que vivía en la esclavitud y la oscuridad, las violaciones de los derechos de la mujer y los derechos básicos de los esclavos eran muy comunes, la guerra y el derramamiento de sangre eran un hábito social frecuente y el nivel de insalubridad era muy alto. La superstición y el alejamiento de la ciencia y la cultura también eran características de esa sociedad, entre otros problemas.

Algunos árabes enterraban vivas a sus hijas durante el período pre islámico, conocido como la “época de la ignorancia”, porque las consideraban una fuente de desgracia y vergüenza. Si uno de ellos tenía una hija, debía dejar su tribu o enterrarla viva. Otro ejemplo de violación de los derechos de la mujer era que se casaban y divorciaban sin observar las normas y obligaciones legales. En este período, las mujeres ni siquiera tenían herencia, sino que eran consideradas una parte de ella. Es decir, como una propiedad u objeto más del difunto, eran heredadas por otros parientes en calidad de sirvientes.

En las fuentes históricas, se cita una frase del lenguaje de la gente de la Península Arábiga en ese momento, que muestra la profundidad de las reformas que el Profeta logró implementar en su sociedad. «En el pasado, mirábamos a nuestros camellos, pero hoy miramos al cielo». Es decir, toda la preocupación antes de conocer al Profeta Muhammad (P) y sus enseñanzas era cuidar de sus camellos, pero luego su preocupación fue conectarse con Dios y aprender las enseñanzas celestiales y divinas.

La estrategia general del Mensajero de Dios (P) para sanear estos problemas fue vivir entre la gente y ser ejemplo de amabilidad. Incluso antes de ser profeta, era famoso por dos cualidades: la veracidad y confiabilidad, por lo que fue llamado «Muhammad, el digno de confianza».

El Profeta fue un modelo perfecto de moral y por esto pudo conquistar los corazones de las personas y hacer que se apegaran él. Era alguien que siempre sonría, siempre estaba perfumado, respetaba a todos independientemente de su estatus y riqueza, respondía amablemente a los insultos y naturalmente fue muy respetado.

Debido a su buena moral, la gente estaba asombrada por su comportamiento único y se unieron a él muy fácilmente, por esta razón aceptaron sus consejos y enseñanzas desde el fondo de sus corazones, y de esta manera logró liberar a esa sociedad de sus creencias, tradiciones oscuras y actos violentos.

En esta serie de notas, trataremos de examinar la situación de la era anterior al Islam en términos de varios indicadores morales, sociales y legales de la época, y ver cómo el Profeta (P.B) reformó y transformó esa situación. En esta programación presentada por motivo del nacimiento de este paradigma de la ética y la tolerancia, examinaremos dos ejemplos de los vicios contra los que luchó.

 

  1. Tribalismo y prejuicio racial:

En la era anterior al Islam, los valores morales eran generalmente débiles y decadentes. Sin embargo, los mismos encontraron sentido a lo interno de la tribu. Agredir los derechos y la propiedad de otros, matar y derramar sangre se consideraban anormales dentro de su tribu, no fuera de ella. Por lo tanto, se han registrado en la historia de esta época, una serie de casos de violencia, conflicto y robo entre las tribus de la Península Arábiga.

En otras palabras, en esa sociedad, la base para disfrutar de los derechos de ciudadanía era la pertenencia a una tribu más fuerte y superior, o no era considerado un ciudadano. Es decir, defender a los oprimidos se consideraba meritorio para los miembros de una tribu si la persona oprimida pertenecía a ella.

Por esta razón, en los años cercanos a su misión, el Profeta, junto con algunas personas sabias y comprensivas, estableció un pacto llamado «Pacto de los virtuosos» en La Meca. Los miembros presentes en este pacto se comprometieron a defender a cada persona oprimida independientemente de su tribu. La firma de este acuerdo debe considerarse como un paso para la disolución del prejuicio tribal incondicional.

Con el lema «La intolerancia ignorante no tiene lugar en el Islam», el Mensajero de Dios comenzó a luchar contra el pensamiento de supremacía étnica y tribal e hizo muchos comentarios al respecto. Él dijo: «Quien tenga una pizca de prejuicio tribal en su corazón, Dios lo reunirá con los árabes del tiempo de la ignorancia en el Día del Juicio y lo enviará al Infierno». O también: «El prejuicio racial es el combustible del infierno».

O decía: «Oh pueblo, el linaje honorable de cada uno es su religión, y la virtuosidad de cada uno depende de su moral, carácter y trabajo. El origen y raíz del ser humano es su intelecto y entendimiento. ¿Qué raíz y raza es superior a la razón?»

La recopilación de enseñanzas del Profeta Muhammad (P) en este sentido tuvo tal impacto en la gente que después de un tiempo las conversaciones entre ellos tomaron un color diferente.

Como ejemplo, un día Salman Farsi estaba sentado en la mezquita con algunos grandes personajes. Se hablaba sobre su ascendencia, todos decían algo sobre sus raíces y lo exponían. Era el turno de Salman. Le dijeron que contara sobre su origen. Este hombre sabio, que fue educado y criado en la escuela del Islam, en lugar de hablar de su linaje y honores, dijo: «Mi nombre es Salman y soy hijo de uno de los siervos de Dios. Estaba perdido, Dios me guió a través de Muhammad (P), era pobre, Dios me libró de mis necesidades a través de Muhammad (P), y yo era un esclavo, Dios me liberó a través de Muhammad (P). Este es mi linaje».

 

  1. Misoginia y violencia contra la mujer:

La violación de varios derechos de la mujer, tanto económicos, sexuales, familiares y sociales de la mujer era común en el período preislámico. La proliferación del adulterio, abusos sexuales y relaciones sin ningún compromiso, mala conducta y maltrato físico a las mujeres son algunos de los atropellos generalizados de los derechos de las mujeres en este período. Para describir la patética situación hacia mujeres y niñas, mencionamos un ejemplo que expresa y muestra todo.

Se menciona en fuentes históricas que un día uno de los musulmanes se acercó al Mensajero de Dios (P) y le preguntó: «»Si he cometido un gran pecado, ¿se aceptará mi arrepentimiento? El Profeta (P) dijo: “No importa cuán grande sea tu pecado, el perdón de Dios es mayor que eso. No le cuentes a nadie tu pecado y solo pídele perdón a Dios». La persona dijo: “Siento el peso de ese pecado en mi pecho, así que quiero contarte al respecto. Había emprendido un largo viaje en la época de la ignorancia, mientras mi esposa estaba embarazada, regresé después de cuatro años, mi esposa vino a darme la bienvenida, miré y vi a una niña en casa, pregunté quién es esta niña. Dijo que la niña es una de las vecinas…

Pensé que se iría a casa una hora más tarde, pero me sorprendió ver que no, sin saber que ella era mi hija y su madre me estaba ocultando este hecho para que no sea asesinada por mí. Finalmente, exigí que me diga la verdad. Ella dijo: “¿Te acuerdas cuando te fuiste de viaje?, yo estaba embarazada…, y nació una niña. Ella es tu hija”.

Dormí esa noche con total incomodidad. Me levanté de la cama en medio de la noche y fui a la cama de la niña que dormía al lado de su madre, la saqué y la desperté y le dije que viniera conmigo al palmeral, ella me siguió hasta que llegamos. Empecé a cavar una tumba y ella también me ayudó, incluso en medio de la excavación estaba sudando y la suciedad se me quedaba en la barba y mi hija la limpiaba con amabilidad. Cuando la tumba estuvo lista, la tomé por el brazo y la arrojé en medio del hoyo. En ese momento, los ojos del Profeta se llenaron de lágrimas. Entonces le puse la mano izquierda encima para que no saliera y con la mano derecha le echaba tierra encima, ella constantemente pateaba y gritaba con el pecho oprimido, “¡Padre querido! qué me estás haciendo”. Pero aun así le eché tierra con crueldad hasta que sus últimos gritos desaparecieron bajo la tierra”. Aquí, el Profeta (P) mientras derramaba lágrimas estaba muy molesto y preocupado, dijo: «Aquel que no muestra misericordia a los demás, Dios tampoco le mostrará misericordia a él»».

Una sociedad en la que los padres entierran vivas a sus hijas y luego esos padres continúen su vida sin ningún problema, esa sociedad es un gran lugar de tortura para las mujeres, porque quien no reconoce el derecho a la vida de la mujer, no le reconocerá ningún otro derecho.

Según informes históricos, el Profeta Muhammad (P) siempre ha defendido los derechos de la mujer y condenado la violencia contra la misma. En sus palabras, se dice: «Cualquier hombre que dañe a su esposa, Dios ordenará a los guardianes del infierno en el más allá que le inflijan setenta golpes de fuego en la cara». “Cualquier hombre musulmán que toque el cabello de una mujer, su mano será traspasada con clavos de fuego”.

Además de advertir sobre las terribles consecuencias de tratar mal a las mujeres, aconsejó encarecidamente a los musulmanes que respeten y sean amables con ellas.

En sus palabras se dice: “El mejor de vosotros es el que mejor se comporta con su mujer” o decía: “Quien respeta más a las mujeres, tiene una fe mejor y más fuerte”.

Además de honrar a las mujeres, el Mensajero de Dios (P) también trató de reconocer sus derechos. En cuestiones sociales y políticas, el Profeta consideraba a las mujeres como entidades legales independientes. Las hizo participar en los asuntos políticos y les dio el derecho al voto y a la participación política.

También prestó atención a los derechos privados y personales de la mujer respetándose su voluntad. Un día, una mujer divorciada se acercó al Mensajero de Dios (P) y le dijo: «Quiero casarme con un hombre, pero mi padre se opone y quiere obligarme a casarme con otro». El Profeta (P) llamó al padre de esa mujer y le dijo: «¿Quién te dio el permiso para obligar a tu hija a casarse con alguien que no le gusta? Cásala inmediatamente con alguien que le guste» y luego dijo: «No obligues a las mujeres a casarse con personas que no les agradan».

 

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El Profeta Muhammad (P) invitó a la gente a respetar a las mujeres tanto con sus palabras como con sus acciones. El Mensajero de Dios (P) amaba mucho a su hija Fátima (La Paz sea con ella) y la respetaba inmensamente. Siempre que la veía, le besaba la mano, le brindaba su té y se levantaba para ella, y decía muchas veces que Fátima (P) es parte de sí mismo.

El Profeta Muhammad (P) trató a su esposa con gran cortesía. No existió diferenciación ni superioridad entre él y su esposa, sino que se comportó con mucha dulzura y amabilidad y dijo: «Qué bueno es que un hombre compre regalos para su familia y cuando da regalos los de a sus hijas primero» o decía: «Quien hace feliz a su hija, es como si liberara a un esclavo en el camino de Dios». Dijo también: «Dios es más amable con las mujeres que con los hombres».

Sin duda, la dignidad y el respeto que las mujeres ganaron después del Islam se deben a los esfuerzos del Santo Profeta (P) y contribuyó sustancialmente para cambiar la actitud de los hombres hacia las mujeres, establecer correctivos y hacerlas conscientes de su valor y dignidad.

Mahdi Assari

 

 

 

 

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