Identidad Religiosa

El Sagrado Corán en el Curso de la Historia

Parte 1

Islamaldia – A través de Islam al Dia les ofrecemos la serie de programas especiales que hemos llamado “El Sagrado Corán en el curso de la historia”, en el que abordamos las características, particularidades y conformación de este Libro Sagrado para la Comunidad Islámica internacional durante los hitos más importantes de su historia.

Desde su Revelación al venerado profeta del Islam-Una-Esperanza-Plena-Para-Vivir» target=»_blank»>Islam, Su Santidad Muhammad (la paz sea con él y con su venerada familia), pasando por las enseñanzas que él entregó, cómo fue valorado y dispuso un cambio en los corazones de las personas, las que adaptando su modo de vida y ejemplo, llegaron a ser musulmanes, es decir, quienes se someten a Dios de forma voluntaria, pudiendo marcar con valiosas letras en el devenir de la humanidad a través de la civilización islámica.

En esta primera parte abordaremos la Revelación del Islam-Una-Esperanza-Plena-Para-Vivir» target=»_blank»>Corán, la Convocatoria especial a los familiares y la Convocatoria general a las tribus árabes, importantes cadenas que permitieron esta difusión espiritual que cambió el destino de la historia para siempre, aspectos que entregamos de particular y generalmente en el presente capítulo.

Islam al Dia se complace en hacer esta entrega de cinco capítulos, esperando que sea de su agrado e interés.

Iniciamos entonces nuestro primer capítulo de “El Sagrado Corán en el curso de la historia”.

Primera lección
El Sagrado Corán en el curso de la historia

A- Revelación del Sagrado Corán

B- invitación particular a los familiares

C- Invitación general a las tribus árabes

 

Introducción:

En el programa anterior hicimos una pequeña introducción en la que se mencionó que el Corán es el milagro eterno y la prueba viviente de la verdad del islam.

Además, de que el Corán no está dirigido a ninguna nación en particular, sino a la creación en general; y de que este libro celestial es la fuente del desarrollo y perfección de los seres humanos.

En esta ocasión comenzaremos a echar un vistazo al Sagrado Corán en el curso de la historia. Iniciando con la revelación de este libro celestial al profeta Muhammad (la paz de dios sea con él y su familia), luego haremos un breve análisis de la invitación particular del profeta (la paz de dios sea con él y su familia) a los familiares y la invitación general a las tribus árabes.

El tipo de conocimiento de una escuela sobre la sociedad y la historia, así como la concepción de la misma, juega un papel decisivo en el pensamiento dicha escuela. El Corán es un gran Libro religioso, no un libro de geografía o historia, ni anatomía o biología, ni tampoco un libro de ciencias experimentales y otras ciencias humanas. Por supuesto, aunque en el Libro Sagrado del islam no se presenta ningún tema social o histórico en el lenguaje habitual de la sociología o filosofía de la historia, al mismo tiempo, muchas cuestiones de esas ciencias, con una interpretación correcta, pueden ser deducidas y extraídas. De cualquier forma, el Sagrado Corán nos recuerda un punto sumamente instructivo sobre las tradiciones de la historia, y éste es que las personas pueden utilizando las tradiciones divinas vigentes durante la historia, cambiar sus prácticas y conductas y, naturalmente, su destino; es decir, las tradiciones que rigen el destino son, de hecho, una serie de reacciones ante las acciones. Determinadas acciones sociales conducen a determinadas reacciones. Por tanto, mientras la historia se rige por tradiciones definidas e inquebrantables, aun así, no desaparece el papel del hombre, su libertad y autoridad:

﴿إِنَّ اللَّهَ لا یُغَیِّرُ ما بِقَوْمٍ حَتَّى یُغَیِّرُوا ما بِأَنْفُسِهِمْ﴾

“En verdad, Dios no cambia la situación de un pueblo mientras ellos no cambien lo que hay en sus almas (11)”. (Surah El trueno, 13:11)

A- Revelación del Corán

El Corán fue revelado al Profeta del Islam desde el comienzo de su misión hasta el final de su vida, es decir, desde el 27 de Rayab en el año 40 de su vida hasta el 28 de Safar (o 12 de Rabi’u ‘l -Awwal) 11 AH – un lapso total de 22 años 5 meses 1 día (o 15 días).

La primera revelación fueron los primeros cinco versos del sura Iqra’ que comienza con las palabras «Leer» que dicen:

﴿بِسْمِ اللَّهِ الرَّحْمنِ الرَّحيم ۞ اقْرَأْ بِاسْمِ رَبِّكَ الَّذِي خَلَقَ ۞ خَلَقَ الْإِنْسَانَ مِنْ عَلَقٍ ۞ اقْرَأْ وَرَبُّكَ الْأَكْرَمُ ۞ الَّذِي عَلَّمَ بِالْقَلَمِ ۞ عَلَّمَ الْإِنْسَانَ مَا لَمْ يَعْلَمْ﴾

“En el nombre de Al.lah, el Clementísimo, el Misericordiosísimo”

“Recita en el nombre de tu Señor, el Cual ha creado. (1) Ha creado al ser humano a partir de algo que está suspendido. (2) Recita. Tu Señor es el Más Generoso. (3) Es Quien ha enseñado por medio de la escritura (4) Ha enseñado al ser humano lo que éste no conocía (5)”.

 

Y el último verso relacionado con la shari’ah fue:

الْيَوْمَ أَكْمَلْتُ لَكُمْ دِينَكُمْ وَأَتْمَمْتُ عَلَيْكُمْ نِعْمَتِي وَرَضِيتُ لَكُمُ الْإِسْلَامَ دِينًا

Hoy he completado vuestra religión y he consumado Mi bendición sobre vosotros y estoy satisfecho de haberos dado como creencia el islam.

B- invitación particular a los familiares

El Mensajero de Dios (s.) comenzó a propagar el islam invitando a los hijos de ‘Abd al-Muttalib y luego realizó una invitación general.

Tabari, Ibn Asakir, Ibn Athir, Ibn Kathir, Muttaqi Hindi y otros han narrado de ‘Ali ibn Abi Talib (as.) que dijo: “Cuando fue revelada la aleya 214 de la Surah Los poetas [26]:

﴿وَأَنْذِرْ عَشِيرَتَكَ الْأَقْرَبِينَ﴾

“Y amonesta a tus familiares más cercanos (26)”,

el Mensajero de Dios me hizo llamar y dijo: “¡Oh ‘Ali! Dios me ha mandado advertir a mis parientes cercanos, y todavía no he podido hacerlo; ya que sabía que cada vez que comenzara, me enfrentaría a su respuesta desagradable, así que guardé silencio hasta que llegó Gabriel y dijo: “¡Oh Muhammad!, ¡si no haces aquello para lo que se te ha comisionado, Dios te castigará!” Así que prepara comida y pierna de cordero, y llena una copa de ayrán (bebida básicamente compuesta de yogurt y agua, luego invita a los hijos de ‘Abd al-Muttalib para hablar con ellos e informarles de mi misión. Así lo hice, e invité a todos ellos, los cuales sumaban 40 aproximadamente, entre ellos se encontraban Abu Talib, Hamza, Abbas y Abu Lahab, los tíos de este honorable, y cuando estuvieron presentes, me dijo que trajera comida. La traje, y el Mensajero de Dios (s.) tomó un trozo de carne, lo cortó en partes más pequeñas, las colocó en la charola y dijo: “En el nombre de Dios ¡coman!” Ellos comieron hasta saciarse y yo sólo veía los restos que dejaban sus dedos, y ¡juro por Dios que, esa carne era suficiente sólo para saciar a uno de ellos! Entonces dijo: “Dales de beber”. Traje la copa y todos bebieron hasta saciarse. Y ¡juro por Dios que sólo era suficiente para saciar a uno de ellos! Cuando el Mensajero de Dios quiso hablar con ellos, Abu Lahab se le adelantó y dijo: “¡Qué bien los hechizó su amigo!” De pronto desparecieron y el Mensajero de Dios ya no habló con ellos. Al siguiente día el Mensajero de Dios dijo: “¡Oh, ‘Ali! Este hombre, como habéis oído, se adelantó a mis palabras, y el grupo se dispersó antes de que pudiera hablarles. ¡Prepara la misma comida que antes e invítalos de nuevo!”

Prepare la comida, los invite y la coloqué ante ellos, luego el Mensajero de Dios repitió lo que había hecho el día anterior; ellos comieron, bebieron y se saciaron. En seguida el Mensajero de Dios comenzó a hablar y dijo: “¡Oh, hijos de ‘Abd al-Muttalib!… Juro por Dios, que entre los árabes no conozco a ningún joven que les ofrezca algo mejor para su tribu de lo que os propongo. Yo os ofrezco la felicidad de este mundo y de la eternidad. Dios, Glorificado sea, me ha ordenado que os invite hacia Él. Ahora ¿quién está dispuesto a ayudarme para que yo elija de entre vosotros a mi hermano, albacea y sucesor?” Todos callaron y sólo yo que era el más joven, el más valiente, el más fuerte de entre ellos dije: “¡Oh, Mensajero de Dios! Yo estoy dispuesto a ser tu albacea y compañero”. El Mensajero tomó mi cuello y dijo: “Él es mi hermano, mi albacea y mi sucesor entre vosotros. ¡Atiendan a sus palabras y obedézcanlo!” Los invitados se levantaron y mofándose dijeron a Abu Talib: “Te ordenó que escucharas e hicieras lo que te dice tu hijo”.

C- invitación general a las tribus árabes

En la obra de “Al-Sirah” de Ibn Hisham dice: “El Mensajero de Dios (en la época de la peregrinación) se dirigía a las tribus árabes y decía: ‘¡Oh hijos de…! Yo soy el Enviado de Dios para ustedes, les ordeno que no adoren a otro que no sea Dios y que no le asocien copartícipes, y que desechen los ídolos que adoran, y que crean en mí y me reconozcan, decirles para lo que Dios me ha enviado’. –El narrador continúa– En ese momento un hombre bizco y pulcro con cabello suelto y un lujoso abrigo se paró detrás de él, y cuando el Mensajero de Dios terminó de hablar e invitar, dijo a la gente: ‘¡Oh Bani…! Esta persona les pide que renuncien a Lat y Uzza, así como a los aliados de sus genios, y acepten sus innovaciones y desvíos. ¡No lo hagan!’ Dije a mi padre: ‘¡Querido padre! ¿Quién es esa persona que lo sigue y niega sus palabras?’ Contestó: ‘Es su tío Abu Lahab’.” Otra narración dice que este honorable se dirigió a la tribu de “Kinda”, se presentó a ellos y los invitó a creer en Dios Todopoderoso, pero ellos lo rechazaron. En otra narración está registrado que se dirigió a la tribu de Banu ʿAmir ibn Ṣaʿṣaʿa, se presentó y los invitó a Dios, Honorado y Glorificado sea, y un hombre llamado Baihra ibn Feras dijo: “¡Juro por Dios, si este joven Quraysh estuviese a mi disposición, controlaría a todos los árabes a través de él!” Luego le dijo al Profeta: “Dime, si te seguimos en esta invitación y Dios te da la victoria sobre los oponentes, ¿nos legarás el gobierno después de ti?” El Mensajero contestó: “El gobierno está en manos de Dios, Él lo coloca donde quiere”. Entonces Ibn Feras dijo: “¿Haremos de nuestros cuellos el blanco del enemigo árabe por tu culpa, y cuando Dios te haga victorioso, ¡¿ese gobierno pertenecerá a otros?! No necesitamos de tu tarea ni de tu invitación”. Y rechazaron su invitación. Cuando la gente salió de la Meca, los Bani Ammer se regresaron ante el jeque y jefe de su tribu, un hombre anciano e imposibilitado y en respuesta a su pregunta de: “¿Qué sucedió este año en la época de la Peregrinación?” dijeron: “Un joven del Quraysh, descendiente de ‘Abd al-Muttalib, que se considera profeta, vino a nosotros y nos invitó a ayudarlo, acompañarlo y traerlo a nuestra tierra”. El jaque, colocando sus dos manos sobre la cabeza, expresó: “¡Oh hijos de Ammer! ¿Acaso este acto puede ser reparado?, ¿acaso la gallina que escapa de su jaula, regresa? ¡Juro por Aquél que mi alma está en sus manos, ninguno de los descendientes de Ismael ha afirmado falsamente ser profeta!, él está en lo cierto”.

 

El biógrafo Ibn Ishaq transmitió: “El Mensajero de Dios continuaba con este método y cada vez que la gente se reunía para la Peregrinación, iba a verlos, se presentaba, los invitaba al islam y les hacía llegar el mensaje divino. Esta conducta y método del Mensajero de Dios con las tribus árabes durante la época de la Peregrinación continuó hasta que visitó a un grupo de la tribu de los Jazray, los invitó al islam y les recitó el Corán. Ellos, que ya antes habían escuchado de los “judíos de Medina” sobre la proximidad del tiempo de la elección del Profeta, cuando éste honorable les habló y los invitó a su Dios, se dijeron uno otro: “¡Oh tribu! Juro por Dios, éste es el Profeta de quien los judíos los asustan, por lo que no deberían adelantarse a ustedes para unirse a él. Por ello aceptaron su invitación y acogieron el islam, luego cuando llegaron a Medina, contaron la historia del Mensajero de Dios e invitaron a la gente al islam. En Medina se publicó la noticia de la elección del Profeta y el nombre de este honorable se expandió en todas las casas. Al año siguiente, doce de sus personalidades fueron a la Peregrinación, se reunieron en “Aqaba” con el Mensajero, en donde pactaron lealtad para escucharlo y obedecerlo. Esto sucedió antes de que la “yihad” o guerra santa fuese obligatoria. Más tarde, el Mensajero de Dos envió a “Mus’ab ibn Umayr” con ellos a Medina para que les enseñara el Corán, el islam y para hacerlos conscientes sobre su religión. Hasta que llegó el año siguiente y los politeístas y musulmanes de Medina se presentaron en la Peregrinación; los musulmanes fueron a visitar al Mensajero de Dios luego acordaron reunirse en “Aqaba” en donde él eligió a 73 hombres y 2 mujeres de entre ellos. Sus hombres juraron al Mensajero lealtad para combatir, y esta elección fue la segunda muestra de lealtad. Luego determinó a doce jefes para ellos; cuando llegaron a Medina, el islam se extendió y Dios Todopoderoso permitió que su Enviado emigrara a esa ciudad.

Estimada audiencia de Segundo Paso, aquí finalizamos nuestro primer programa de “El Sagrado Corán en el curso de la historia”. Esperamos haya sido de su agrado e interés. Nos despedimos hasta nuestro próximo encuentro, si Dios quiere.

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