Identidad Religiosa

Mi abuela decía… Parte 3

El rol de la mujer en el Islam – Prohibición de la violencia en el Islam 1

Islam al día: Hablar y escuchar sobre la posición de la mujer en la sociedad islámica es una necesidad humana hoy en día. El rol individual y social de la mujer es un tema desafiante en el mundo actual y el resultado de siglos de opresión y desigualdad. En la colección de cuentos «Mi abuela decía…» hablaremos de la mujer desde el punto de vista de la religión islámica…

– Entonces, ¿cuándo terminarás de tejer mi bufanda, abuela?

– Antes de que haga tanto frío y necesites una.

– Abuela, ¿tu abuelita también tejía para ti?

– Perdí a mi abuela cuando era niña, pero mi madre solía tejer bufandas para la tuya.

Mamá, que estaba ocupada arreglando la biblioteca, dijo: «¡Una vez me tejió una bufanda, una chaqueta y una hermosa capa!» Luego miró a la abuela con una sonrisa y le dijo: «Mamá, ¿recuerdas que ella tejía mucho más para mí, que para mi hermano?». La abuela se rió y dijo: “¡Así es, ella amaba mucho a las niñas, solía decir que una niña es una bendición!”

Entonces dije: ¡Qué hermosas palabras, Mamá!, ¿ves cuánto bendije la casa?

La abuela dijo: ¡Por supuesto, estas no son las palabras de mi madre, son las palabras del Profeta!

– ¡Recuerdo que dijiste que el Profeta amaba a las niñas! ¡Cierto! Tenías que contarme sobre la visión que el Profeta tenía sobre ellas.

– Mamá, dijo mi madre: por favor espera hasta que termine el trabajo de la biblioteca, ¡vendré y escucharé!

Fui y regué las flores para que el trabajo de mi madre se terminara pronto, luego fuimos donde la abuela.

La abuela dijo: ¿Saben? En el Corán, dice que algunos de los incrédulos solían decirle al Profeta: ¡tú eres un poeta! Esta acusación no era solamente por el ritmo del Corán y la belleza de las palabras, también se debía al comportamiento del Profeta…

Nuestro Profeta era un hombre amable, ¿recuerdas lo afectuoso que era con los niños?

Siempre estaba bien arreglado y vestido pulcramente. Llamó a su esposa e hijos con hermosos nombres. Por ejemplo, a Aisha la llamaba Humaira, que significa «cabello rojo». O después de la muerte de la dama Jadiya, solía caminar por las calles de Medina y llorar y decir: Jadiya… ¿quién en este mundo puede ser como Jadiya? Para mí, nadie será como Jadiya.

Mi madre dijo: ¡Qué hombre tan cariñoso…!

Entonces volvimos a mirar a la abuela, ella dijo:

Nuestro Profeta era amable con las mujeres, ¿pueden creer que a aquellos quienes molestaban a sus esposas, les decía: “tu oración no será aceptada, ni siquiera una buena obra que hagas!”

Pregunté: ¿Eso significa que los rezos del esposo de mi tía no son aceptados?

La abuela dijo: El Profeta dijo que un hombre que oprima a su esposa y a su familia y las moleste, ninguno de sus actos de adoración será aceptados.

Me puse feliz, como cuando peleo con mi hermano y papá me apoya. Fue como si entendiera que el Profeta nos protegía a todas nosotras, mamá, abuela, tía Fariba y yo. En fin ¡todas las mujeres!

Mamá dijo: Madre, ¿puedo decir algo?

La abuela dijo: ¡Por supuesto hija mía!

Mamá dijo con una risa: ¡Nuestro Profeta realmente tenía literatura poética! Una vez les dijo a sus compañeros: “¡Sean delicados con la cristalería!”

Los compañeros se miraron entre sí, sin entender lo que dijo el profeta. El Profeta continúo: ¡Estoy hablando de las mujeres!

La abuela dijo: Qué bello, esto quiere decir que las mujeres son delicadas y frágiles. Entonces me miró y me dijo: Son parecidas a las flores que regaste. Hay una famosa narración del Profeta que dice: “Una mujer es como una flor de albahaca.”

Pensé en el tallo delgado de la albahaca, lo rápido que se dobla, cuánto hay que cuidarla y lo frágil que soy a veces.

Le dije a la abuela: ¡Espera un momento! Quiero escribir estas narraciones. No pensé que había tal consideración hacia las mujeres.

Mi madre continuó: ¡No olvides que estas palabras pertenecen a mil cuatrocientos años atrás!

Y la abuela dijo: Es decir, cuando había esa mirada incómoda a las mujeres y esos matrimonios forzados…

Mi madre dijo: ¡Pero después de 1400 años, todavía somos testigos de la opresión a las mujeres!

Mi madre tenía razón. Hace algún tiempo, escuché de mi tío que los juzgados están llenos de mujeres que se están divorciando por violencia doméstica, golpes, infidelidades, etc. ¡Mi tío es abogado! Él va a la corte todos los días y ve cosas muy lamentables. Honestamente, antes de saber cuán amable era nuestro Profeta con las mujeres, las palabras de mi tío no me resultaron extrañas.

Estaba pensando en estas cosas cuando papá entró por la puerta, dije: Oh, papá, ¿te compraste un sándwich de Joseph?

Papá dijo: ¡Sí! Por cierto, te manda saludos

Fui a ayudar a mi madre a poner la mesa.

Papá dijo: ¿Interrumpí la reunión de mujeres?

La abuela dijo con una risa: ¡No, hijo mío! Les estaba contando acerca de la visión del Profeta sobre las mujeres.

Mi padre fue a la biblioteca, revisó varios tomos, sacó uno y dijo: Por cierto, hace unos años resalté una serie de narraciones para un artículo. Por ejemplo, mire esto madre, el profeta dice: «Los mejores de ustedes son quienes son excelentes protectores y guardianes para sus esposas e hijas». Como yo, que compré la cena para ustedes esta noche.

La madre dijo: Por supuesto, hubieses sido el mejor, si tú mismo ponías la mesa… ¡Vamos, que la comida ya se está enfriando!

Dije: Abuela, ¿qué pasa con el resto de las narraciones? Acabo de traer mi cuaderno, papá también trajo libros.

La abuela dijo: Hay otra narración del Profeta que dice que la comida caliente está bendecida, el resto quedará para después de cenar…

Hoda Mohammadi

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